martes, 24 de enero de 2012

Lazarillo de Tormes tratado primero

te invito a que lo veas y posteriormente realiza una sinopsis de este apartado. Ánimo tu puedes, espero tu trabajo.

LAZARILLO DE TORMES

Tratado Primero
Cuenta Lázaro su vida, y cuyo hijo fue
Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tome González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tome el sobrenombre, y fue desta manera. Mi padre, que Dios perdone, tenia cargo de proveer una molienda de una acena, que esta ribera de aquel río, en la cual fue molinero mas de quince anos; y estando mi madre una noche en la acena, preñada de mí, tomole el parto y pariome allí: de manera que con verdad puedo decir nacido en el río. Pues siendo yo niño de ocho anos, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo que fue preso, y confeso y no negó y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que esta en la Gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allá fue, y con su señor, como leal criado, feneció su vida.

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determino arrimarse a los buenos por ser uno dellos, y vinose a vivir a la ciudad, y alquilo una casilla, y metiose a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento. Este algunas veces se venia a nuestra casa, y se iba a la mañana; otras veces de día llegaba a la puerta, en achaque de comprar huevos, y entrabase en casa. Yo al principio de su entrada, pesabame con el y habiale miedo, viendo el color y mal gesto que tenia; mas de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne, y en el invierno leños, a que nos calentábamos. De manera que, continuando con la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acuerdome que, estando el negro de mi padre trebejando con el mozuelo, como el niño veía a mi madre y a mí blancos, y a él no, huía del con miedo para mi madre, y señalando con el dedo decía: "¡Madre, coco!".Respondió él riendo: "¡Hideputa!"

Yo, aunque bien muchacho, note aquella palabra de mi hermanico, y dije entre mí:

"¡Cuantos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mesmos!"

Quiso nuestra fortuna que la conversación del Zaide, que así se llamaba, llegó a oídos del mayordomo, y hecha pesquisa, hallose que la mitad por medio de la cebada, que para las bestias le daban, hurtaba, y salvados, lena, almohazas, mandiles, y las mantas y sabanas de los caballos hacia perdidas, y cuando otra cosa no tenía, las bestias desherraba, y con todo esto acudía a mi madre para criar a mi hermanico. No nos maravillemos de un clérigo ni fraile, porque el uno hurta de los pobres y el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le animaba a esto. Y probosele cuanto digo y aun más, porque a mí con amenazas me preguntaban, y como niño respondía, y descubría cuanto sabía con miedo, hasta ciertas herraduras que por mandado de mi madre a un herrero vendí. Al triste de mi padrastro azotaron y pringaron, y a mi madre pusieron pena por justicia, sobre el acostumbrado centenario, que en casa del sobredicho Comendador no entrase, ni al lastimado Zaide en la suya acogiese.

Por no echar la soga tras el caldero, la triste se esforzó y cumplió la sentencia; y por evitar peligro y quitarse de malas lenguas, se fue a servir a los que al presente vivían en el mesón de la Solana; y allí, padeciendo mil importunidades, se acabo de criar mi hermanico hasta que supo andar, y a mí hasta ser buen mozuelo, que iba a los huéspedes por vino y candelas y por lo demás que me mandaban. En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciendole que yo seria para adestralle, me pidió a mi madre, y ella me encomendó a él, diciendole como era hijo de un buen hombre, el cual por ensalzar la fe había muerto en la de los Gelves, y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre, y que le rogaba me tratase bien y mirase por mi, pues era huérfano. Él le respondió que así lo haría, y que me recibía no por mozo sino por hijo. Y así le comencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo amo.

Como estuvimos en Salamanca algunos días, pareciendole a mi amo que no era la ganancia a su contento, determino irse de allí; y cuando nos hubimos de partir, yo fui a ver a mi madre, y ambos llorando, me dio su bendición y dijo:

"Hijo, ya sé que no te veré más. Procura ser bueno, y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto. Valete por ti."Y así me fui para mi amo, que esperandome estaba. Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, esta a la entrada della un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandome que llegase cerca del animal, y allí puesto, me dijo:

"Lázaro, llega el oído a este toro, y oirás gran ruido dentro del."Yo simplemente llegue, creyendo ser ansí; y como sintió que tenia la cabeza par de la piedra, afirmo recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y dijome:

"Necio, aprende que el mozo del ciego un punto ha de saber mas que el diablo", y rió mucho la burla.

Pareciome que en aquel instante desperté de la simpleza en que como niño dormido estaba. Dije entre mí:

"Verdad dice este, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar como me sepa valer."

Comenzamos nuestro camino, y en muy pocos días me mostró jerigonza, y como me viese de buen ingenio, holgabase mucho, y decía:

"Yo oro ni plata no te lo puedo dar, mas avisos para vivir muchos te mostrare."

Y fue ansí, que después de Dios este me dio la vida, y siendo ciego me alumbro y adestró en la carrera de vivir. Huelgo de contar a vuestra merced estas niñerías para mostrar cuanta virtud sea saber los hombres subir siendo bajos, y dejarse bajar siendo altos cuanto vicio.

Pues tornando al bueno de mi ciego y contando sus cosas, vuestra merced sepa que desde que Dios crío el mundo, ninguno formo más astuto ni sagaz. En su oficio era un aguila; ciento y tantas oraciones sabia de coro: un tono bajo, reposado y muy sonable que hacia resonar la iglesia donde rezaba, un rostro humilde y devoto que con muy buen continente ponía cuando rezaba, sin hacer gestos ni visajes con boca ni ojos, como otros suelen hacer. Allende desto, tenia otras mil formas y maneras para sacar el dinero. Decía saber oraciones para muchos y diversos efectos: para mujeres que no parían, para las que estaban de parto, para las que eran malcasadas, que sus maridos las quisiesen bien; echaba pronósticos a las preñadas, si traía hijo o hija. Pues en caso de medicina, decía que Galeno no supo la mitad que él para muela, desmayos, males de madre.

Finalmente, nadie le decía padecer alguna pasión, que luego no le decía: "Haced esto, haréis estotro, cosed tal yerba, tomad tal raíz." Con esto andabase todo el mundo tras él, especialmente mujeres, que cuanto les decían creían. Destas sacaba él grandes provechos con las artes que digo, y ganaba mas en un mes que cien ciegos en un ano.

Mas también quiero que sepa vuestra merced que, con todo lo que adquiría, jamas tan avariento ni mezquino hombre no vi, tanto que me mataba a mí de hambre, y así no me demediaba de lo necesario.

Digo verdad: si con mi sotileza y buenas manas no me supiera remediar, muchas veces me finara de hambre; mas con todo su saber y aviso le contaminaba de tal suerte que siempre, o las mas veces, me cabía lo mas y mejor. Para esto le hacia burlas endiabladas, de las cuales contaré algunas, aunque no todas a mi salvo.

Él traía el pan y todas las otras cosas en un fardel de lienzo que por la boca se cerraba con una argolla de hierro y su candado y su llave, y al meter de todas las cosas y sacallas, era con tan gran vigilancia y tanto por contadero, que no bastaba hombre en todo el mundo hacerle menos una migaja; mas yo tomaba aquella lacería que él me daba, la cual en menos de dos bocados era despachada.

Después que cerraba el candado y se descuidaba pensando que yo estaba entendiendo en otras cosas, por un poco de costura, que muchas veces del un lado del fardel descosía y tornaba a coser, sangraba el avariento fardel, sacando no por tasa pan, mas buenos pedazos, torreznos y longaniza; y ansí buscaba conveniente tiempo para rehacer, no la chaza, sino la endiablada falta que el mal ciego me faltaba. Todo lo que podía sisar y hurtar, traía en medias blancas; y cuando le mandaban rezar y le daban blancas, como él carecía de vista, no había el que se la daba amagado con ella, cuando yo la tenia lanzada en la boca y la media aparejada, que por presto que el echaba la mano, ya iba de mi cambio aniquilada en la mitad del justo precio. Quejabaseme el mal ciego, porque al tiento luego conocía y sentía que no era blanca entera, y decía:

"¿Que diablo es esto, que después que conmigo estas no me dan sino medias blancas, y de antes una blanca y un maravedí hartas veces me pagaban? En ti debe estar esta desdicha."

También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acababa, porque me tenia mandado que en yendose el que la mandaba rezar, le tirase por el cabo del capuz. Yo así lo hacia. Luego él tornaba a dar voces, diciendo: "¿Mandan rezar tal y tal oración?", como suelen decir. Usaba poner cabe si un jarrillo de vino cuando comíamos, y yo muy de presto le asía y daba un par de besos callados y tornabale a su lugar. Mas turome poco, que en los tragos conocía la falta, y por reservar su vino a salvo nunca después desamparaba el jarro, antes lo tenía por el asa asido; mas no había piedra imán que así trajese a sí como yo con una paja larga de centeno, que para aquel menester tenia hecha, la cual metiendola en la boca del jarro, chupando el vino lo dejaba a buenas noches. Mas como fuese el traidor tan astuto, pienso que me sintió, y dende en adelante mudo proposito, y asentaba su jarro entre las piernas, y atapabale con la mano, y ansí bebía seguro. Yo, como estaba hecho al vino, moría por él, y viendo que aquel remedio de la paja no me aprovechaba ni valía, acorde en el suelo del jarro hacerle una fuentecilla y agujero sotil, y delicadamente con una muy delgada tortilla de cera taparlo, y al tiempo de comer, fingiendo haber frío, entrabame entre las piernas del triste ciego a calentarme en la pobrecilla lumbre que teníamos, y al calor della luego derretida la cera, por ser muy poca, comenzaba la fuentecilla a destillarme en la boca, la cual yo de tal manera ponía que maldita la gota se perdía. Cuando el pobreto iba a beber, no hallaba nada:

espantabase, maldecía, daba al diablo el jarro y el vino, no sabiendo que podía ser.

"No diréis, tío, que os lo bebo yo -decía-, pues no le quitáis de la mano."

Tantas vueltas y tiento dio al jarro, que hallo la fuente y cayo en la burla; mas así lo disimulo como si no lo hubiera sentido, y luego otro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensando en el daño que me estaba aparejado ni que el mal ciego me sentía, senteme como solía, estando recibiendo aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el sabroso licor, sintió el desesperado ciego que agora tenia tiempo de tomar de mi venganza y con toda su fuerza, alzando con dos manos aquel dulce y amargo jarro, le dejo caer sobre mi boca, ayudandose, como digo, con todo su poder, de manera que el pobre Lázaro, que de nada desto se guardaba, antes, como otras veces, estaba descuidado y gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo, con todo lo que en él hay, me había caído encima. Fue tal el golpecillo, que me desatino y saco de sentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos del se me metieron por la cara, rompiendomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cuales hasta hoy día me quede.

Desde aquella hora quise mal al mal ciego, y aunque me quería y regalaba y me curaba, bien vi que se había holgado del cruel castigo. Lavome con vino las roturas que con los pedazos del jarro me había hecho, y sonriendose decía: "¿Que te parece, Lázaro? Lo que te enfermo te sana y da salud", y otros donaires que a mi gusto no lo eran.

Ya que estuve medio bueno de mi negra trepa y cardenales, considerando que a pocos golpes tales el cruel ciego ahorraría de mí, quise yo ahorrar del; mas no lo hice tan presto por hacello mas a mí salvo y provecho. Y aunque yo quisiera asentar mi corazón y perdonalle el jarrazo, no daba lugar el maltratamiento que el mal ciego dende allí adelante me hacia, que sin causa ni razón me hería, dandome coscorrones y repelandome. Y si alguno le decía por que me trataba tan mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo:

"¿Pensareis que este mi mozo es algún inocente? Pues oíd si el demonio ensayara otra tal hazana."

Santiguandose los que lo oían, decían: "¡Mira, quien pensara de un muchacho tan pequeño tal ruindad!", y reían mucho el artificio, y decianle: "Castigaldo, castigaldo, que de Dios lo habréis."

Y él con aquello nunca otra cosa hacia. Y en esto yo siempre le llevaba por los peores caminos, y adrede, por le hacer mal y daño: si había piedras, por ellas, si lodo, por lo mas alto; que aunque yo no iba por lo mas enjuto, holgabame a mí de quebrar un ojo por quebrar dos al que ninguno tenia. Con esto siempre con el cabo alto del tiento me atentaba el colodrillo, el cual siempre traía lleno de tolondrones y pelado de sus manos; y aunque yo juraba no lo hacer con malicia, sino por no hallar mejor camino, no me aprovechaba ni me creía mas: tal era el sentido y el grandísimo entendimiento del traidor.

Y porque vea vuestra merced a cuanto se extendía el ingenio deste astuto ciego, contare un caso de muchos que con él me acaecieron, en el cual me parece dio bien a entender su gran astucia. Cuando salimos de Salamanca, su motivo fue venir a tierra de Toledo, porque decía ser la gente más rica, aunque no muy limosnera. Arrimabase a este refrán: "Mas da el duro que el desnudo." Y venimos a este camino por los mejores lugares. Donde hallaba buena acogida y ganancia, deteniamonos; donde no, a tercero día hacíamos Sant Juan.

Acaeció que llegando a un lugar que llaman Almorox, al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio un racimo dellas en limosna, y como suelen ir los cestos maltratados y también porque la uva en aquel tiempo esta muy madura, desgranabasele el racimo en la mano; para echarlo en el fardel tornabase mosto, y lo que a él se llegaba. Acordó de hacer un banquete, ansí por no lo poder llevar como por contentarme, que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes. Sentamonos en un valladar y dijo:

"Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos este racimo de uvas, y que hayas del tanta parte como yo.

Partillo hemos desta manera:

tú picaras una vez y yo otra; con tal que me prometas no tomar cada vez mas de una uva, yo haré lo mesmo hasta que lo acabemos, y desta suerte no habrá engaño."

Hecho ansí el concierto, comenzamos; mas luego al segundo lance; el traidor mudo de propósito y comenzó a tomar de dos en dos, considerando que yo debería hacer lo mismo. Como vi que él quebraba la postura, no me contente ir a la par con él, mas aun pasaba adelante: dos a dos, y tres a tres, y como podía las comía.

Acabado el racimo, estuvo un poco con el escobajo en la mano y meneando la cabeza dijo:

"Lázaro, engañado me has: jurare yo a Dios que has tu comido las uvas tres a tres.""No comí -dije yo- más ¿por qué sospecháis eso?"Respondió el sagacisimo ciego:

"¿Sabes en que veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas." , a lo cual yo no respondí. Yendo que ibamos ansí por debajo de unos soportales en Escalona, adonde a la sazón estábamos en casa de un zapatero, había muchas sogas y otras cosas que de esparto se hacen, y parte dellas dieron a mi amo en la cabeza; el cual, alzando la mano, toco en ellas, y viendo lo que era dijome:

"Anda presto, muchacho; salgamos de entre tan mal manjar, que ahoga sin comerlo."

Yo, que bien descuidado iba de aquello, mire lo que era, y como no vi sino sogas y cinchas, que no era cosa de comer, dijele:

"Tío, ¿por qué decís eso?"Respondiome:

"Calla, sobrino; según las manas que llevas, lo sabrás y veras como digo verdad."

Y ansí pasamos adelante por el mismo portal y llegamos a un mesón, a la puerta del cual había muchos cuernos en la pared, donde ataban los recueros sus bestias. Y como iba tentando si era allí el mesón, adonde él rezaba cada día por la mesonera la oración de la emparedada, asió de un cuerno, y con un gran suspiro dijo:

"¡Oh, mala cosa, peor que tienes la hechura! !¡De cuantos eres deseado poner tu nombre sobre cabeza ajena y de cuan pocos tenerte ni aun oír tu nombre, por ninguna veía!"Como le oí lo que decía, dije:

"Tío, ¿qué es eso que decís?"

"Calla, sobrino, que algún día te dará este, que en la mano tengo, alguna mala comida y cena.""No le comeré yo -dije- y no me la dará."

"Yo te digo verdad; si no, verlo has, si vives."

Y ansí pasamos adelante hasta la puerta del mesón, adonde pluguiere a Dios nunca allá llegáramos, según lo que me sucedía en él.

Era todo lo mas que rezaba por mesoneras y por bodegoneras y turroneras y rameras y ansí por semejantes mujercillas, que por hombre casi nunca le vi decir oración.

Reime entre mi, y aunque muchacho note mucho la discreta consideración del ciego.

Mas por no ser prolijo dejo de contar muchas cosas, así graciosas como de notar, que con este mi primer amo me acaecieron, y quiero decir el despidiente y con el acabar.

Estábamos en Escalona, villa del duque della, en un mesón, y diome un pedazo de longaniza que la asase. Ya que la longaniza había pringado y comidose las pringadas, saco un maravedí de la bolsa y mando que fuese por el de vino a la taberna. Pusome el demonio el aparejo delante los ojos, el cual, como suelen decir, hace al ladrón, y fue que había cabe el fuego un nabo pequeño, larguillo y ruinoso, y tal que, por no ser para la olla, debió ser echado allí. Y como al presente nadie estuviese sino el y yo solos, como me vi con apetito goloso, habiendome puesto dentro el sabroso olor de la longaniza, del cual solamente sabia que había de gozar, no mirando que me podría suceder, pospuesto todo el temor por cumplir con el deseo, en tanto que el ciego sacaba de la bolsa el dinero, saque la longaniza y muy presto metí el sobredicho nabo en el asador, el cual mi amo, dandome el dinero para el vino, tomo y comenzó a dar vueltas al fuego, queriendo asar al que de ser cocido por sus deméritos había escapado.

Yo fui por el vino, con el cual no tarde en despachar la longaniza, y cuando vine halle al pecador del ciego que tenia entre dos rebanadas apretado el nabo, al cual aun no habia conocido por no lo haber tentado con la mano. Como tomase las rebanadas y mordiese en ellas pensando también llevar parte de la longaniza, hallose en frío con el frío nabo. Alterose y dijo:

"¿Que es esto, Lazarillo?"

"¡Lacerado de mí! -dije yo-. ?¿Si queréis a mi echar algo? ?¿Yo no vengo de traer el vino? Alguno estaba ahí, y por burlar haría esto."

"No, no -dijo él-, que yo no he dejado el asador de la mano; no es posible "

Yo torne a jurar y perjurar que estaba libre de aquel trueco y cambio; mas poco me aprovecho, pues a las astucias del maldito ciego nada se le escondía. Levantose y asiome por la cabeza, y llegose a olerme; y como debió sentir el huelgo, a uso de buen podenco, por mejor satisfacerse de la verdad, y con la gran agonía que llevaba, asiendome con las manos, abriame la boca mas de su derecho y desatentadamente metía la nariz, la cual el tenia luenga y afilada, y a aquella sazón con el enojo se habían aumentado un palmo, con el pico de la cual me llego a la gulilla. Y con esto y con el gran miedo que tenia, y con la brevedad del tiempo, la negra longaniza aun no habia hecho asiento en el estomago, y lo más principal, con el destiento de la cumplidísima nariz medio cuasi ahogandome, todas estas cosas se juntaron y fueron causa que el hecho y golosina se manifestase y lo suyo fuese devuelto a su dueño: de manera que antes que el mal ciego sacase de mi boca su trompa, tal alteración sintió mi estomago que le dio con el hurto en ella, de suerte que su nariz y la negra malmascada longaniza a un tiempo salieron de mi boca.

¡Oh, gran Dios, quien estuviera aquella hora sepultado, que muerto ya lo estaba! Fue tal el coraje del perverso ciego que, si al ruido no acudieran, pienso no me dejara con la vida. Sacaronme de entre sus manos, dejandoselas llenas de aquellos pocos cabellos que tenia, arañada la cara y rascuñado el pescuezo y la garganta; y esto bien lo merecía, pues por su maldad me venían tantas persecuciones.

Contaba el mal ciego a todos cuantos allí se allegaban mis desastres, y dabales cuenta una y otra vez, así de la del jarro como de la del racimo, y agora de lo presente. Era la risa de todos tan grande que toda la gente que por la calle pasaba entraba a ver la fiesta; mas con tanta gracia y donaire recontaba el ciego mis hazanas que, aunque yo estaba tan maltratado y llorando, me parecía que hacia sinjusticia en no se las reír.

Y en cuanto esto pasaba, a la memoria me vino una cobardía y flojedad que hice, por que me maldecía, y fue no dejalle sin narices, pues tan buen tiempo tuve para ello que la mitad del camino estaba andado; que con solo apretar los dientes se me quedaran en casa, y con ser de aquel malvado, por ventura lo retuviera mejor mi estomago que retuvo la longaniza, y no pareciendo ellas pudiera negar la demanda. Pluguiera a Dios que lo hubiera hecho, que eso fuera así que así. Hicieronnos amigos la mesonera y los que allí estaban, y con el vino que para beber le habia traído, lavaronme la cara y la garganta, sobre lo cual discantaba el mal ciego donaires, diciendo:

"Por verdad, mas vino me gasta este mozo en lavatorios al cabo del ano que yo bebo en dos. A lo menos, Lázaro, eres en mas cargo al vino que a tu padre, porque él una vez te engendro, mas el vino mil te ha dado la vida."

Y luego contaba cuantas veces me habia descalabrado y arpado la cara, y con vino luego sanaba.

"Yo te digo -dijo- que si un hombre en el mundo ha de ser bienaventurado con vino, que seras tú."

Y reían mucho los que me lavaban con esto, aunque yo renegaba. Mas el pronostico del ciego no salio mentiroso, y después aca muchas veces me acuerdo de aquel hombre, que sin duda debía tener espíritu de profecía, y me pesa de los sinsabores que le hice, aunque bien se lo pague, considerando lo que aquel día me dijo salirme tan verdadero como adelante vuestra merced oirá.

Visto esto y las malas burlas que el ciego burlaba de mí, determine de todo en todo dejalle, y como lo traía pensado y lo tenía en voluntad, con este postrer juego que me hizo afirmelo más. Y fue ansí, que luego otro día salimos por la villa a pedir limosna, y habia llovido mucho la noche antes; y porque el día también llovía, y andaba rezando debajo de unos portales que en aquel pueblo habia, donde no nos mojamos; mas como la noche se venía y el llover no cesaba, dijome el ciego:

"Lázaro, esta agua es muy porfiada, y cuanto la noche mas cierra, más recia. Acojámonos a la posada con tiempo."

Para ir allá, habíamos de pasar un arroyo que con la mucha agua iba grande. Yo le dije:

"Tío, el arroyo va muy ancho; mas si queréis, yo veo por donde travesemos mas aína sin nos mojar, porque se estrecha allí mucho, y saltando pasaremos a pie enjuto."Pareciole buen consejo y dijo:

"Discreto eres; por esto te quiero bien. Llevame a ese lugar donde el arroyo se ensangosta, que agora es invierno y sabe mal el agua, y más llevar los pies mojados."

Yo, que vi el aparejo a mi deseo, saquele debajo de los portales, y llevelo derecho de un pilar o poste de piedra que en la plaza estaba, sobre la cual y sobre otros cargaban saledizos de aquellas casas, y digole: "Tío, este es el paso mas angosto que en el arroyo hay."

Como llovía recio, y el triste se mojaba, y con la priesa que llevábamos de salir del agua que encima de nos caía, y lo más principal, porque Dios le cegó aquella hora el entendimiento (fue por darme del venganza), creyose de mí y dijo:

"Ponme bien derecho, y salta tú el arroyo."


Yo le puse bien derecho enfrente del pilar, y doy un salto y póngome detrás del poste como quien espera tope de toro, y dijele:

"¡Sus! Salta todo lo que podáis, porque deis deste cabo del agua. "Aun apenas lo habia acabado de decir cuando se abalanza el pobre ciego como cabrón, y de toda su fuerza arremete, tomando un paso atrás de la corrida para hacer mayor salto, y da con la cabeza en el poste, que sonó tan recio como si diera con una gran calabaza, y cayo luego para atrás, medio muerto y hendida la cabeza.

"¿Cómo, y oliste la longaniza y no el poste? ¡Ole! ¡Ole! -le dije yo. Y dejele en poder de mucha gente que lo habia ido a socorrer, y tome la puerta de la villa en los pies de un trote, y antes que la noche viniese di conmigo en Torrijos. No supe mas lo que Dios del hizo, ni cure de lo saber.

domingo, 20 de noviembre de 2011

DIARIO DE CAMPO

Esta es una lectura de Cecilia Fierro te la comparto para que enriquezcas mas tus conocimientos acerca de la importancia que tiene el diario de campo como una herramienta principal en el trabajo docente, el como lo puedes utilizar, asimismo te muestra ejemplos del como los maestros lo utiluzan y en cierto grado para que tu no cometas esos errores. Espero tus comentarios ok. Saludos....****

FIERRO, Cecilia. Ser maestro rural ¿Una labor imposible?

México, SEP. Libros del Rincón. Cuaderno del Aula. 1999. pp. 7-29


UNA INVITACIÓN PARA REFLEXIONAR SOBRE NUESTRA PRÁCTICA DOCENTE Y SU ENTORNO

El presente cuaderno es una invitación para analizar nuestro trabajo docente. Es, asimismo, una invitación al diálogo orientado a aprender algo más sobre nosotros mismos, sobre los niños con quienes trabajaron, sus familias y realidad social. Todo con la finalidad de encontrar nuevos caminos y respuestas para nuestro trabajo en el aula y la escuela.

Es así que el elemento central de esta propuesta de reflexión se resume en una palabra: diálogo.

En primera instancia con nosotros mismos: ¿qué pienso sobre mi trabajo docente en este medio y por qué? Antes de ver qué dicen y proponen autores o compañeros, debemos preguntarnos sobre lo que auténticamente pensamos, y analizar el proceso que hemos recorrido para formarnos  esas ideas.

En un segundo momento, esta disposición al  diálogo deberá extenderse también a los niños, los padres y otros habitantes de la comunidad, para conocer qué piensan, qué esperan de la escuela y de nuestro trabajo como maestros.

Consideramos que para el trabajo del maestro unitario o bidocente es importante, de manera especial, el grado de colaboración que tenga de los padres de familia y autoridades locales, consideramos la invitación al diálogo que aquí se hace,  como primer acercamiento para conocer qué piensan  ellos y por qué.

Esta base de conocimientos permite entender muchas conductas de padres y agentes comunitarios, en relación con la escuela, que en ocasiones resultan molestas o parecen absurdas para los maestros. Es así que este acercamiento puede ser un elemento de apoyo para que la labor docente en el medio rural rompa con el aislamiento y la falta de sentido que afecta a tantos maestros.
1.1   ¿PARA QUE REFLEXIONAR SOBRE NUESTRO TRABAJO DOCENTE EN EL MEDIO RURAL?

Existen muchas razones para considerar prioritario un esfuerzo por apoyar el trabajo que realizamos los maestros rurales:

·   Porque el trabajo docente en el campo presenta retos específicos que los distinguen muy claramente de la docencia en otros medios. Sin embargo, la mayor parte  de los maestros contamos con pocos elementos para conocer e interpretar la realidad de un medio tan distinto y a veces tan lejano de nuestra propia realidad cultural.
·   Porque con frecuencia el trabajo docente en el medio rural se da en condiciones de aislamiento geográfico y de mayor complejidad en la tarea pedagógica, dada la necesidad de atender a varios grados y de ajustarse a las frecuentes inasistencias de los niños.
·   Porque las condiciones de vida de buena parte de la población rural, en cuanto a trabajo infantil, problemas de alimentación y salud, distancia de la casa a la escuela, etc., presentan al trabajo docente una serie de dificultades que no se dan en otros medios.
·   Porque la escuela en el medio rural tiene los más altos índices de reprobación y abandono escolar, que se estiman muy por encima de la media en zonas urbanas.

Asimismo, se dan también las más altas tasas de rotación, ausentismo y abandono laboral de los maestros, situaciones relacionadas tanto con la estructura administrativa y de escalafón del sistema, como con las condiciones de trabajo específicas del medio.

1.2   UN ESFUERZO POR RECUPERAR Y COMUNICAR EXPERIENCIAS.

¿Es posible que los maestros investiguemos nuestro trabajo de manera sencilla, pero ordenada?

De la respuesta que demos a esta pregunta depende, en buena medida, el hacer posible una de las más repetidas demandas de los maestros: que se tome en cuenta la opinión y la experiencia docente para formular los objetivos, contenidos y programas de la educación básica.

La condición para que esto suceda no sólo es que exista la voluntad política para hacerlo -cosa que ya sería una conquista para el gremio- sino que los maestros tengan algo que proponer, es decir, que exista un nivel demostrado de conocimiento acumulado, basado en experiencias evaluadas y sistematizadas, capaces de hacer aportes importantes a la política educativa.

Actualmente, nuestro país tiene un millón de maestros. Si tenemos en cuenta que una gran proporción de ellos son maestros en ejercicio, estamos hablando de, muchos mundos de experiencias, conocimientos, intereses y habilidades. Existe, efectivamente, un inmenso potencial de conocimiento acumulado a través de la práctica docente de cientos de miles de maestros a lo largo de los años de historia de la Escuela Pública de México.

Decimos potencialmente porque la acumulación de conocimientos sólo se da cuando éstos, de alguna manera, han sido sistematizados y comunicados de forma que puedan sumarse o enriquecerse mutuamente.

En efecto, los saberes y prácticas de los maestros cuentan con innumerables formas de comunicarse y extenderse de manera informal. Prueba de esto es la cantidad de prácticas casi generalizadas en las escuelas, tanto en lo referido al trabajo pedagógico como a formas de relación con los niños o de celebración de eventos cívicos y sociales, y que no se han “enseñado” formalmente a los maestros.

Sin embargo, a pesar de poder constatar que gracias a la movilidad del magisterio, entre otras cosas, es posible que muchos conocimientos y estilos de enseñanza que han resultado exitosos se difundan en todo el país, no podemos afirmar que en México contamos con investigaciones sólidas sobre saberes, prácticas y problemas del trabajo docente, realizadas por maestros con vistas a apoyar la labor de otros docentes.

Esta es, pues, una invitación formal para realizar una reflexión, exploración, durante el presente ciclo escolar, que tiene la finalidad principal de favorecer, en los maestros, el desarrollo de habilidades de análisis e investigación sobre su propio quehacer en el contexto donde laboran.

El tema general de esta investigación es: “Mi trabajo docente y el entorno en que me encuentro”. Concluyen así dos temáticas: la práctica docente y el contexto en que se desarrolla.

1.3   EL DIARIO DE CAMPO, PRINCIPAL INSTRUMENTO DE TRABAJO.

El instrumento permanente que utilizaremos a lo largo de este esfuerzo de investigación, es el diario de campo.

El diario de campo, como su nombre lo indica, es el relato informal de lo que sucede todos los días en nuestro trabajo con los alumnos y en la comunidad. Sus principales funciones son las siguientes. 
 
Aportar la visión de conjunto de nuestra labor docente.
El diario de campo es el material más vivo, más fresco sobre lo que ocurre diariamente en la escuela por ser un relato informal de lo que más llamó nuestra atención en un día de clases. Sigue la secuencia natural del ciclo escolar, al tiempo que refleja aspectos importantes de nuestro quehacer, tanto en el salón de clases como en la actividad de la escuela o la relación con los padres. Es lo más cercano a una visión de conjunto del trabajo docente.

Ser un instrumento de apoyo al análisis de nuestro quehacer pedagógico.
Por ser la expresión más cercana de lo que sucede diariamente en el salón de clases, el diario de campo puede cumplir una valiosa función de apoyo a la reflexión sobre la forma en que trabajamos con los alumnos. Permite rescatar día con día, los contenidos y actividades que realizamos con los alumnos, así como los resultados que obtuvimos en distintas áreas.

En casos en que no se  cuenta con posibilidades de intercambio frecuente con otros maestros, el diario de campo cumple la función de retroalimentar nuestro quehacer pedagógico, gracias al análisis que implica sobre nuestro manejo del programa, así como de la relación que establecemos con cada uno de los alumnos.

Guardar memoria
Esto es, tener la posibilidad de revisar, en diferentes momentos del ciclo escolar, las impresiones o reflexiones que día con día fuimos construyendo. Incluso en una perspectiva de largo plazo, el diario de campo es un documento autobiográfico de uno o varios casos de trabajo que nos permitirá reconstruir nuestra trayectoria docente.

Para el caso de la investigación general que realizaremos sobre nuestro trabajo docente en el medio rural, será muy valioso hacer distintos cortes en el tiempo (cada dos o tres meses), volviendo a nuestros primeros relatos sobre los sucesos de cada día, de manera que podamos detectar intereses específicos, preocupaciones o cambios en la forma de entender distintas situaciones.

 

Dar un seguimiento a nuestro propio proceso de aprendizaje a lo largo de la investigación.

Esta función tiene un carácter evaluativo de la utilidad de la investigación que realizaremos para enriquecer nuestro conocimiento del medio y nuestros puntos de vista sobre el trabajo en el mismo.

 

De este modo, en nuestro diario de campo, veremos reflejados cambios en la forma de entender distintas situaciones que acontecen en el aula y que muchas veces se explican por factores relacionados con las condiciones en que se da el aprendizaje. La visión sobre los alumnos, la relación con ellos y sus padres, así como el manejo de problemas de rendimiento escolar, también no son el tema específico de este cuaderno, probablemente se vean en alguna medida modificados conforme avanza nuestro trabajo de investigación en el ciclo escolar.

 

El diario de campo será así el mejor instrumento que dé cuenta de nuestros principales aprendizajes y la forma como influyen en nuestra práctica diaria.

 

En este trabajo se propondrán ejercicios de exploración sobre distintas cuestiones relacionadas con el medio en que laboramos, que si bien son parte de una sola investigación, se dividen en temas específicos por razones didácticas.

 

Interesa, entonces, que no se, pierda de vista lo que cada ejercicio aporta al tema general.

Por todas estas razones, consideramos al diario de campo como el material principal de investigación que  se desarrollará paralelamente a todos los ejercicios propuestos. En él quedará reflejada la forma en que cada uno de los ejercicios de investigación enriquecen nuestra visión sobre el trabajo diario y, a su vez, será el material principal que utilizaremos para las actividades de análisis de nuestra práctica.


La forma de usarlo es muy sencilla:

·         Tomamos un cuaderno común y corriente y le hacemos a cada hoja un margen que nos va a permitir después hacer anotaciones sobre lo relatado.

·         Escribimos la fecha y a continuación platicamos con nosotros mismos, en unas cuantas líneas, lo que nos resultó más significativo del trabajo del día, ya sea con los alumnos, algún suceso en la escuela o relacionado con la comunidad.

                                                                                                                      Fecha:
                                                                                             
                                                                                             
                                                                                             
                                                                                             

1.4   CÓMO USARON EL DIARIO DE CAMPO ALGUNOS MAESTROS

A continuación ilustramos distintas formas de presentar el diario de campo, tal como lo han hecho algunos maestros, las cuales no sólo mostrarán diversas formas de narrar lo sucedido, sino la importancia distinta que cada uno asigna a cierto tipo de situaciones relacionadas con su trabajo.

Finalmente hacemos mención a algunas formas inadecuadas de utilizar el diario de campo, por las pocas posibilidades de análisis posterior que ofrecen:

Maestra Dolores:

26 de noviembre

“En este día pasé a los niños de uno por uno al pizarrón para saber cuánto es lo que estoy avanzando respecto a las matemáticas y me doy cuenta que en el pizarrón hay algunos niños que no pueden dividir y me preocupa bastante, pues casi ya estamos de vacaciones y no voy a poder realizar lo que yo había planeado de las otras áreas pues me tendré que detener para sacarlos adelante”.

1 de marzo

“Hoy empecé el día como siempre pasando lista, después vimos algunos verbos, los conjugamos y estuve preguntándoles individualmente.

Como a las 11:15 p.m. empecé a ver el aparato digestivo. Todos empezaron a hacerme preguntas, que cómo se llamaba cada órgano, qué función tenía, y pues, lo vuelvo a repetir. Me da gusto que ellos se enseñen a hacerme preguntas, pues veo que entienden lo que les explico excepto algunos niños, que no saben qué hacer, pues tengo que quedarme 10 ó 15 minutos después”.

Maestro Juan Antonio:

9 de enero

“Lo que he observado en todo el grupo es que algunos niños en algunos días, como que no están presentes porque se sientan y no trabajan. Entonces les digo que si no van a trabajar que mejor se vayan a su casa, que no quiero flojos en el salón o que si sus papás los mandan a que jueguen, pero cuando estoy haciendo mi diario de campo, es cuando reflexiono y digo: a lo mejor no durmió bien, no almorzó, no tienen ganas, no fue buena la introducción a la clase, se pelearon sus padres, le pegaron... éstas y otras preguntas me hago”.

16 de enero

“En este mes si me han ayudado mucho la mitad de los padres de familia con sus hijos, en vigilar que hagan sus tareas, que lleguen puntuales, que vengan aseados.

Esto ayuda para que otros niños se traten de superar o de ir igual que sus compañeros.
Así como hay padres que sí les interesa que sus hijos aprendan, hay papás que ponen poco o nada de interés a sus niños dentro y fuera de su hogar.

Creo que esto es motivo del comportamiento de algunos niños, flojos, alegres, tristes, trabajadores, inquietos, pasivos, con sueño...”

Maestra Carmen:

15 de abril

“Hoy yo sabía que es día de cobro y aparte de que íbamos a trabajar nada más un rato, resulta de que a mi compañero de salón se le ocurre no asistir a trabajar y tenía por fuerza que atender sus dos grupos además del mío, así es de que no pude realizar nada de lo que traía preparado para hoy. Además nos salimos a las 11 hrs. a.m. para alcanzar a cobrar. Y transcurrió un día más”.

30 de abril

“Hoy es una fecha muy especial con mi grupo ya que es el Día del Niño, sólo que en lo personal no me gusta cómo se celebra el día del niño aquí en la Escuela, ya que a todos los niños se les da lo mismo. Eso está bien, lo que no me parece es que nosotros no tenemos ninguna muestra de afecto, ya que nos dedicamos a preparar todo lo que se les da para todos, y no los hacemos, por ejemplo, el Día del Niño, juegos, concursos, etcétera”.

19 de octubre

“Cuando entré al salón les pedí la tarea a los alumnos. Todos la trajeron. Ahora es viernes, doy un repaso de todo lo que vimos durante la semana pero no voy a terminar mi objetivo porque salimos a las 10:30 a la inauguración de Rincón de lecturas y después nos reuniremos con el director para asuntos administrativos”.

23 de octubre

“Hoy empecé mis actividades. Primero revisé la tarea de cada alumno. Me faltaron 4 niños que no hicieron la tarea. Mandé llamar a las mamás de estos niños y les comuniqué que no habían traído la tarea y me dijeron que los habían mandado a trabajar, a cortar rastrojo 3 de las señoras y la otra dijo que lo habían mandado a buscar un burro que se les había salido de la casa”.

Como podemos observar en los textos anteriores, cada maestro tiene su propio estilo de relatar los sucesos que más le llamaron la atención durante el día. Asimismo, percibimos que cada uno dá más importancia a distintas cosas.

Por ejemplo, la maestra Dolores y el maestro Juan Antonio centran las reflexiones principalmente en el trabajo realizado en el salón, mientras que la maestra Carmen parece más preocupada por la organización escolar. De la misma forma, el maestro Juan Antonio y la maestra Alicia coinciden en-hacer comentarios sobre la relación con los padres de familia, a partir de la colaboración que solicitan de ellos en las tareas de los niños.

De alguna manera, los diarios de campo reflejan lo que sucede en la vida de la escuela, y la manera en que la dinámica de trabajo se modifica si se trata de un día lunes, un viernes, un día de pago, de fiesta, etc. Asimismo, el medio en que viven los niños parece asomarse continuamente al salón de clases, a través de ellos mismos, quienes llegarán, como decía uno de los maestros, “alegres, inquietos, sin almorzar o  con sueño”, dependiendo de lo que viven en sus casas, o bien, como en el caso de la cuarta maestra, viendo afectado su trabajo escolar por la necesidad de colaborar en tareas familiares.

Vemos así que el diario de campo es un instrumento muy fresco para analizar lo que ocurre todos los días desde el punto de vista de quien lo escribe. Esto depende en buena medida de que los relatos sean hechos el mismo día, basados en lo que efectivamente sucedió  con los niños y en la escuela y conteniendo nuestras impresiones u opiniones más espontáneas sobre esos Sucesos.

Existen algunas formas de realizar el diario de campo que resultan poco útiles para fines de análisis. A continuación ilustramos tres formas inadecuadas del diario de campo:

El diario de campo utilizado como cronograma de actividades

7 de noviembre

“Actividades que marca el cronograma:
Matemáticas: operaciones fundamentales.
Español: ejercicios sobre el objeto indirecto.
Ciencias Naturales: ejercicios sobre el tema: la minería.
Ciencias Sociales: El Porfiriato e iniciación de levantamiento en armas 1908.
Llamamiento de Francisco I. Madero “.

8 de noviembre

“Las actividades fueron normales dentro del salón:
Matemáticas: multiplicación por 10, 100 y 100
Español: hacer ejercicios de lectura de comprensión.
Hacer un cuestionario sobre lo leído.
Ortografía: palabras que terminen en ción.
Ciencias Naturales: libro de texto.
Ciencias Sociales: Caudillos que iniciaron la Revolución Mexicana”

Como se ve en estos ejemplos, el diario de campo se está utilizando como equivalente al cronograma. Esto no tiene ningún sentido, en primer lugar porque si ya existe el cronograma no se trata de crear un instrumento paralelo que solamente repita información. En segundo lugar, porque esta forma de presentación no aporta ningún elemento de lo que realmente ocurrió. Ni siquiera es posible conocer si todo lo planeado se realizó, tampoco cómo resultó el trabajo con los niños, qué otros sucesos hubo, etcétera.

El diario de campo utilizado al cabo de la semana, como un recuento de sucesos, que se realiza tiempo después de que ocurrieron.

“En esta semana estuvimos trabajando la ortografía y las unidades 3 y 4 de Español. En Matemáticas me proponía acabar de explicar los quebrados, pero no lo pudimos hacer porque hubo varias interrupciones en la semana. Tampoco avanzamos lo esperado en Naturales y Sociales, aunque el evento del 20 de noviembre sirvió para trabajar algunos temas de historia”-

Esta segunda forma de presentar el diario de campo es también inadecuada, pues tiene el problema de que pierde la frescura y la espontaneidad del relato que se hace inmediatamente después de los sucesos vividos.
Si bien en términos de análisis puede resultar más útil que el anterior, pierde “la anécdota del día” que aporta mucho, sobre todo después de realizarlo varios días, para entender la dinámica que se da en el salón de clases o en la escuela.

Por ejemplo, cuando un maestro, al revisar su diario de campo, encuentra una y otra vez el comentario de que cierto niño interrumpió y lo regañó, al otro día algo parecido y así sucesivamente; es más fácil notar una situación como ésta cuando se hace el registro todos los días, que si se hace un relato general que abarca cuatro o cinco días.

En caso de no contar con tiempo suficiente para hacerlo todos los días o tres veces a la semana, vale más mantener el estilo del relato diario, el día que se haga, que pretender ponerlo al corriente” de días o semanas anteriores”.

El diario de campo utilizado como anecdotario, sin orden ni concierto.

Lunes 24

“El profesor Juan dejó sus labores a las 10 de la mañana”.

Jueves 18 de octubre

“En el salón de 4º estuvieron presentes todos los niños. Creo que no hubo ningún faltante”.

Martes 12 de noviembre
“Los alumnos realizaron unas actividades de trabajo del salón de clases tales como aseo del salón, arreglo de mesabancos”.

Viernes 15 de noviembre

“Hoy viernes a mis alumnos les gustó mucho la clase de C. Sociales porque dijeron que estuvo muy interesante”.

Como se ve aquí, lo breve y variado de las anécdotas que cada día se mencionan, no permiten contar con un relato de los sucedido ni en la clase ni en la escuela, por lo cual pierde igualmente su función de apoyo a la reflexión del maestro que lo realizó.




1.5   INICIO DE NUESTRO DIARIO DE CAMPO.

ACTIVIDAD 1

El momento de arranque para utilizar el diario de campo es hoy mismo. La investigación comienza en el momento en que escribamos el primer relato sobre el trabajo del día.

Preguntémonos ¿cómo me sentí hoy?, ¿qué trabajé con los niños?, ¿me enojé mucho?, ¿me dio gusto algo en especial?, ¿cómo nos fue el día de hoy?, ¿sucedió algo que me llamó la atención con mis alumnos o en la escuela?, ¿vino alguien a mi salón de clase?. Cualquier pregunta que nos remita a los sucesos y a cómo los vivimos puede ayudarnos a soltar la pluma.

Más adelante iremos sugiriendo distintas formas de análisis de la formación contenida en nuestro diario de campo.

Comenzar a elaborar nuestro diario de campo es, pues, el primer ejercicio de investigación y que se continuará de manera paralela a las demás actividades de investigación, ya que éstas en buena medida se apoyarán en los relatos hechos en nuestro diario de campo. Por lo mismo se recomienda, en lo posible escribir algunas líneas diariamente, al término del trabajo con los alumnos, o al menos tres veces por semana.

Concluimos este apartado citando las reflexiones de dos maestros a propósito de la utilidad del diario de campo para enriquecer su trabajo con los alumnos:

“Fue valioso el anotar nuestros problemas y soluciones. El Diario de Campo francamente es un apoyo que da fuerza, ímpetu y sensibilidad.

Durante la elaboración de este diario hay grandes lagunas temporales.

Espero que para el próximo tenga la suficiente dedicación para anotar mis reflexiones diarias”